Estas sesiones fotográficas son especiales; bueno, todas lo son, pero estas lo son por su tamaño. Les presento cuatro lindas familias donde los integrantes son, en buen chileno, un montón.
En general no me hago problema por la cantidad de personas que quieran participar de una sesión de fotos; sí existe un cobro un adicional, pero lo encuentro súper entretenido porque se vuelve una gran ocasión para compartir y disfrutar. De las cuatro sesiones que muestro aquí, dos son aniversarios de matrimonio de abuelitos, y las otras dos, son familias con bebés en camino.
Cuando suceden estas juntas familiares, suele pasar que en el calor del entusiasmo se olvidan de tomar alguna foto, o quien la toma, no la comparte, se pierde entre un archivo más de nuestros teléfonos o no son con la calidad de imagen que se merecía una reunión así.
Los Cárdenas, celebraban 50 años de matrimonio de los patriarcas, y estas fotos fueron tomadas en el evento que hicieron en el Rosa Agustina Conference Resort en Olmué. Una de las nietas fue la que me ayudó a ordenar y coordinar vestimentas.
Además este grupo quiso imprimir varias copias de la sesión en photobooks para que cada grupo familiar tuviera un recuerdo del encuentro y celebración.
Andrea estaba esperando a su primera hija Trinidad, y por ser la menor de sus hermanos, ya tiene varios sobrinos, todos regalones de su tía y ansiosos por conocer a su nueva primita.
Los grupos grandes tienen esa dinámica de juntarse según títulos familiares; “todas las primas juntas”, “ahora los hermanos”, la de las parejas o “arroz graneado” como dijo alguien en un familión. Eso es entretenido, hacer esas diferentes combinaciones y donde también se puede ver el desarrollo de una familia.
Lo mejor de esta sesión fue que pudimos hacer dinámica de pizarras con el nombre de la bebé en camino. Eran el número preciso para que cada uno tomara una letra formando el nombre: Trinidad.
Los Chanzú, familia viñamarina, celebraban 40 años de matrimonio, y se regalaron una sesión familiar donde además incluyeron a una persona especial; la abuela paterna. Quisieron tener un recuerdo con ella, una mujer muy dulce y despierta.
Y además quisieron reproducir una foto que se tomaron con los hijos cuando eran pequeños, agregando después las parejas y los hijos.
El menor de la familia nos tuvo corriendo y sonriendo durante toda la sesión.
La siguiente sesión fue en Algarrobo, la bebé en camino se llama Paz y la madre gestante, Natalia. Esta familia es bien particular, bien surtida. Hay hermanitos mayores, tías y abuelos chochos, esperando la llegada de la bebé.
En las sesiones en la playa, cuando hay niños siempre hay que contemplar que se van a mojar. Mi consejo es que fluyan con ellos porque así cooperan para sacarse las fotos y lleven varias mudas de ropa extra por si acaso. Para los adultos también, eh?
Espero que hayan disfrutado tanto como yo, poder retratar estos familiones. Gracias a todas las familias que han hecho de mi trabajo un momento especial, y que permite a reunir a todos los seres queridos en torno a retratar el amor y la esperanza de seguir unidos en el tiempo.