¿Cómo es una sesión fotográfica familiar de embarazo y recién nacido en Viña del Mar?

Esta es la segunda vez que hago una combinación de sesiones de embarazo y recién nacido para esta familia de Viña del Mar, a quienes conozco hace varios años. Nos pusimos de acuerdo para juntarnos en la playa del deporte un jueves por la tarde (hay menos gente los días de semana) y realizar esta sesión fotográfica de embarazo al aire libre.

A Matilde la conocí cuando estaba en la panza de su mamá: ahora está a punto de convertirse en la hermana mayor de Antonia, la bebé que su mamá embarazada tiene en su vientre. Siempre que trabajo con niños y niñas pequeños, lo más importante es que para ellos sea una experiencia agradable de conexión con sus papás y mamás: lo que busco capturar son las emociones puras y la realidad de este momento en sus vidas, porque nunca más se repetirá con las mismas condiciones.

Matilde está en esa edad – muy importante en la vida de un ser humano – en que a todo dice “no”. Así es que jugando por aquí y jugando por allá, fui captando algunos momentos de interacción con sus papás, con el escenario de la playa viñamarina. En un día nublado como este, podemos ubicarnos en cualquier dirección porque el sol directo no es un problema.

Vivi armó una paleta de colores sencilla y efectiva para su familia: negro, azul y blanco. Esto es clave para obtener fotografías más armónicas, y no es para nada difícil si sigues algunas claves. Haré otro post sobre esto muy pronto. Puedes fijarte cómo las calzas de su hija combinan con su blusa, ambas son a rayas, más no son idénticas. Y el color de su ponchito combina perfecto con la camisa de papá.

Me gusta mucho hacer fotos en esta playa porque hay áreas verdes muy cerca, y se puede optar por distintos escenarios en un mismo espacio. Luego de estar un rato en la arena, regresamos a las áreas verdes del camino costero: ahí me enfoqué en la futura hermana mayor, y como la familia de Vivi es de Brasil, escribí la pizarrita para Matilde en su idioma materno.

Las niñas y niños de esta edad son curiosos y exploradores, y en sus juegos encuentran cosas que naturalmente les llaman la atención, como esta flor de diente de león a la que le pedimos deseos y soplamos para que se cumplan.

Pocos días después de estas fotos, Antonia llegó al mundo, pero tuvieron que pasar algunas semanas más para conocernos. Si bien, idealmente para las sesiones de recién nacido se recomienda que el o la bebé no tenga más de 10 días, se pueden hacer estas fotos a cualquier edad. ¡Siempre es un buen momento para crear recuerdos!

Y aquí viene lo que me gusta de las casas: en general nuestras vidas son caóticas con la llegada de una nueva integrante, y hay una gran belleza en ese caos. Hay belleza en los juguetes de moda que en veinte años más quizás serán una reliquia, hay belleza en los ojos de una mascota que te observa un poco desconcertada tratando de hacer sentido de este nuevo cachorro en el hogar familiar.

Hay belleza en cada uno de esos momentos sencillos y cálidos porque son únicos. Las imágenes tienen vida porque tienen la esencia de la familia que estoy retratando, eso es lo que más me gusta de mi trabajo como fotógrafa. Así como captar las expresiones genuinas de los integrantes de la familia.

En la habitación de Antonia hicimos algunas fotos más de Vivi amamantando: estas fotos son completamente opcionales, aunque siempre las recomiendo porque la lactancia materna es de esas cosas susceptibles a tantos factores, que no sabemos cuánto va a durar. Posterior a esto, envolví a Antonia en un pañuelo y capturé algunas imágenes de ella dormida, con sus datos de nacimiento en una pizarrita.

Luego realizamos algunas fotos familiares, siempre respetando los tiempos de cada uno. Matilde nos dirigía, por supuesto, y se preocupaba de que cada detalle estuviera perfecto. Si le pedíamos algo, sin embargo, su respuesta era un rotundo “no”.

Finalmente salimos un rato al patio de la casa e incorporamos también a la vovó (abuela) de Antonia que estaba de visita por esos días. La única forma de que Matilde se quedara junto a su mamá y papá para una foto, fue observar una cuncuna que andaba paseando por el patio.

Estas dos sesiones de fotos irán juntas en un libro impreso. Una vez que entregué las dos sesiones, Vivi seleccionó 40 imágenes en total para poner en el libro. Es un recuerdo tangible de una época en sus vidas que nunca más volverá a repetirse, y que tal vez, podrán volver a revivir y observar por muchos años más.

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Fotografía Mariana Durán