El fotógrafo francés Bernard Plossu dijo: “No hay azar para un fotógrafo. Le pasa lo que está buscando.”
Yo siempre había querido hacer una sesión de fotos a una embarazada con caballos. Pero era complejo, ya que los caballos son tan hermosos como impredecibles, y quien se acercara debía tenerles confianza y exudar seguridad. Entonces un día de junio del 2013 me escribió Marcela. Tenía 28 semanas de gestación y quería un recuerdo de su embarazo. Al final de su correo me decía “mi marido y yo somos amantes de los caballos”.
Partimos desde Santiago un frío día de julio en dirección a la laguna Aculeo, al haras donde se encontraba Syrah, la yegua de los futuros padres de Josefina (a la derecha en la foto de arriba). Poco sé de caballos, pero estos eran ingleses, enormes y bellísimos; criados y entrenados especialmente para saltar. Recuerdo que pasamos a comprar zanahorias para llevarles a modo de golosinas, y llegamos cuando los estaban cepillando.
Primero sacamos a Syrah y su potrillito. Abajo, Marcela, Kike y Josefina junto a otro maravilloso ejemplar, rubio como el sol.
Para esta foto nos metimos en un corral. En ese entonces yo también estaba embarazada, de unos seis meses ya. Mirando por el ojo de la cámara me concentraba en los movimientos de Marcela y su esposo, y perdí de vista mi entorno. Cuando aparté el ojo del visor me vi rodeada de cabezas equinas, muy por sobre la mía. Antes de ponerme más nerviosa, tuve que salir del recinto.
Con cámara y panza a salvo fuera del corral, capturé algunos momentos entre Marcela y Kike, con caballos de fondo.
A continuación nos concentramos en Marcela y la pequeña Josefina, creciendo feliz dentro del vientre de su madre.
En este rústico entorno campestre, Marcela pudo lucir su pancita en todo su esplendor.
Mamá e hija: juntas en un solo cuerpo.
Más tarde hicimos un cambio de vestuario y nos trasladamos junto a Syrah hasta la orilla de la laguna. El entorno de naturaleza imponente y la luz fresca de aquél día de invierno conformaron el escenario perfecto para estas imágenes, que son el testimonio del primer contacto de Josefina con la pasión de sus padres: los caballos.
Syrah, dale un besito a la pancita :-)
Para terminar la sesión hicimos algunas tomas de Marcela, Kike y Josefina junto a la laguna. Estos padres recibieron a su primogénita en los brazos a mediados de agosto del año 2013.