Agustín tenía poco más de un mes de vida cuando hicimos estas fotografías de bebé recién nacido en la comodidad de su hogar en Santiago. Acunado, profusamente besado y acariciado por su mamá Ximena, capturamos la frescura de esos primeros momentos de esta nueva familia con mucha espontaneidad.
La interacción entre una madre y su primer bebé es única. Las miradas, las caricias, e incluso los tirones de pelo son parte de lo que ella recordará cuando su hijo haya crecido. Es mi esperanza que al ver las fotos años más tarde, pueda sentir el olor de la cabecita de su hijo, la suavidad de su pelo, la ternura de sus pequeños deditos entre los suyos.
En mis sesiones con recién nacidos y bebés trato de acomodar todas sus rutinas diarias, para interrumpir lo menos posible su día. En un momento, Agustín necesitó un descanso junto a su mamá, quien lo meció cerquita de su cuerpo. Mientras lo paseaba, Ximena me habló sobre el nacimiento de su primer hijo.
Después dejamos que el Agus se relajara arropado sólo con su mantita, momento que él aprovechó para estirar sus bracitos, ponernos caras, sonreír un poco y por supuesto…
¡Saludar a su abuela!
Esos ojitos grises me tenían hipnotizada. Agustín probó ser un coqueto desde muy temprana edad, brindándonos sonrisas y pequeñas carcajadas.
A continuación hicimos algunos retratos familiares, en la comodidad del dormitorio de papá y mamá, donde ellos y Agustín se sentían cómodos y relajados.
La lactancia materna es una parte fundamental de mis sesiones con recién nacidos. Este es el vínculo más importante que mamá tiene con su hijo, por lo que, si la mamá se siente cómoda, lo incorporo en todas mis sesiones con bebés.
Ximena aprovechó de compartirme algunos tips que me sirvieron muchísimo cuando yo misma me convertí en mamá meses después.
María Eugenia volvió a hacer su entrada cuando fue necesario sacarle chanchitos a Agustín. Él se recostó sobre su hombro y disfrutó las caricias de su abuela.
Diana la perrita y el gato Marrau tampoco quisieron quedar fuera de las fotografías familiares.
También tuvimos tiempo de hacer algunas fotos sólo con papá.
Y más de la familia con detalles de las manitos… que poco a poco irán creciendo y dejando atrás la imagen de esos pequeños deditos con uñas diminutas imposibles de cortar…
Para finalizar, aprovechamos el sol de un día de mayo en Santiago y salimos al patio del edificio para incorporar algunos exteriores.
Aquí Agustín también disfrutó de los arrumacos de su abuela y los besos de su mamá. Y aunque no lo crean, mañana voy a conocer al hermanito menor de Agustín! Sí, me demoré más de dos años en publicar esto! Jajaja