Voy a empezar esta historia al revés (con una de las últimas fotos), porque a veces en la vida los principios son finales, y los finales, principios. Carolina y su novio Juan Carlos llevaban sólo una semana viviendo en su nueva casa cuando los retraté a principios del mes de agosto junto a sus hijas Amanda (1) y Antonia (3). Lo que inicialmente sería una sesión fotográfica “madre hija”, se transformó, por esas cosas del destino, en una entretenida sesión familiar.
Mientras esperábamos que Amanda, quien había cumplido su primer añito dos semanas antes, despertara de su siesta, aprovechamos de hacer estas fotos de Carolina y Juan Carlos en el patio de su casa ubicada en el cerro La Cruz.
Nuestro telón de fondo fue el cerro Monjas y su ascensor del mismo nombre, detenido desde el año 2009. Caro y JC están recién comenzando esta aventura, que tiene de locura y de cordura, pero por sobre todo, mucho amor.
Esta es Antonia, hija de Juan Carlos, posando con muchos collares de perlas sobre un antiguo baúl que -¡oh sorpresa!- estaba ahí, esperándonos. La Anto me conversaba poco, así que le pasé un velo de puntitos para que jugara un rato, y el collar verde le gustó tanto que al final se lo regalé.
Y esta belleza es Amanda, post-siesta, encajando sus figuritas plásticas en los cubos junto a su nueva compañera de juegos Antonia. Las niñas de a poco se acostumbran a su nueva casa, donde habrán de compartir como hermanas.
La Amanda, preocupada :-)
Antes de la siesta, y antes de todas las otras fotos, llegué a la casa de Carolina en medio de esa suerte de caos inicial que significa cambiarse de casa y tener que recibir a los técnicos de distintos servicios básicos (por la mañana), a tu familia (al almuerzo) y a tus amigas (en la noche). Nos encerramos en el dormitorio las tres, lejos del señor del cable quien a esas horas realizaba su trabajo, para hacer la siguiente serie de fotografías.
Por su horario y como muchas madres hoy en día, Carolina tiene poco tiempo para estar con su bebita, por lo que los minutos de juego y regaloneo son preciosos. Así que dejaré que las fotos les cuenten el resto de la historia… o sea, el principio.
Así fue como la Amanda se quedó dormida. Los mejores deseos Caro, para tu nueva vida, y gracias por permitirme retratarla.
