Lo primero que vi cuando llegué a la casa de Francisca en Limache fue este campo de flores amarillas y esta foto. Eran aproximadamente las 3 de la tarde de un martes a fines de septiembre, así es que faltaban un par de horas para que la luz estuviese como yo quería, pero después de que tanto me costara llegar hasta allí, no importaba esperar un par de horas más. Me costó ya que dos o tres veces tuvimos que cambiar la fecha de la sesión de fotos de su bebé de ocho meses, por lluvia, resfríos y otros inconvenientes. Cuando al fin llegó el día, tomé el tren, luego el colectivo, y fui a parar a una dirección equivocada. Así es que andando por el camino a Lliu Lliu, finalmente llegué a la casa que Francisca y su familia habitaban hacía no más de dos meses.
Al entrar a la parcela me encontré con Josefa, quien a esas horas estaba empeñada en encumbrar un volantín de plástico. ¿Me lo lanzas?, me preguntó. Después de un rato me dejó a mí encargada del volantín, y como era septiembre y estábamos en el campo, pensé, qué más da, jugaré a encumbrar este volantín. Años que no lo hacía… Más tarde, claro, le tomé esta foto a la Jose.
Y como lo que nos convocaba no eran precisamente los juegos tradicionales de fiestas patrias, en pleno living de la casa desvestimos a este caballero para que posara para unas fotos.
Gaspar es un todo un modelo profesional, ¿no creen? Después de todo este desplante frente a la cámara, partió a tomar una siesta, así es que continué con las chicas.
Francisca quiso hacerse algunas fotos de embarazada cuando esperaba a Gaspar, pero el destino quiso que su nacimiento se adelantara más de un mes. Así es que aproveché de tomarle algunas solita y luego incorporarla en una serie de fotos junto a su hija Josefa. Como verán a continuación, fue la mejor idea que se nos pudo ocurrir.
Aprovechando que Gaspar aún dormía y que papá aún no llegaba del trabajo, nos metimos a la parcela del vecino. Costó, pero el resultado valió todos los rasguños que nos hicimos en pies y piernas. Si no me creen, juzguen ustedes mismos :-)
Y cuando llegó papá, y despertó Gaspar, pudimos hacer la foto familiar que Francisca tanto anhelaba tener.
Estas últimas fueron poco antes de que se escondiera el sol. Ignacio junto a su hijo Gaspar.
Observamos cómo el sol lentamente se puso tras los árboles. Fue una sesión más larga de lo acostumbrado, pero provechosa y variada. Gracias Francisca, tienes una hermosa familia y un bellísimo entorno donde criar a tus hijos.