La historia de cómo conocí a esta familia comienza hace tres años atrás, exactamente un 9 de julio del 2013 (lo recuerdo perfecto porque estaba embarazada de mi hijo Domingo) con un mensaje de Manuel, chef mexicano radicado en Chile y su esposa Isabel. Querían una sesión fotográfica de sus gemelos idénticos, Vicente y Tomás. El escenario: Valparaíso.
Vicente y Tomás son tan idénticos que cuando bebés ¡ni su madre los podía reconocer! La misma mirada, gestos, risas. Por lo que Isabel decidió ponerles una cintita en sus muñecas, ambos tenían una roja para protegerlos de las malas energías, y Tomás además tenía una celeste.
Esta parte de la sesión la hicimos en el Hotel Boutique 17, donde se hospedaba esta hermosa familia. Quise fotografiarlos primero allí para poder lograr que se sintieran cómodos con mi presencia.
A Isabel le encanta vestirlos iguales, y en esa ocasión el pijama de Tigger fue el outfit que eligió. ¿No les parecen unas delicias de bebés? A ver si pueden adivinar quién es quién, ¡Yo no puedo!
Después quisimos recorrer las calles de Valparaíso, hacía un día maravilloso y con una luz perfecta para nuestra sesión. Pero los gemelos tenían otra idea.
Apenas salimos, los niños rompieron en llanto, nada los calmaba. Tuvimos que volver al hotel; yo esperé en el lobby con mi pancita, mientras Manu e Isa se tomaron el tiempo para cambiarlos y hacerlos sentir seguros. En este tipo de sesiones, es muy importante dar el espacio suficiente a las familias para que se sientan cómodas, relajadas y sin ningún tipo de presión. La idea es capturar su esencia. Cuando volvieron, Tomás y Vicente estaban tranquilos y pudimos hacer una hermosa foto familiar en el pasaje Pastor Schmidt del cerro Concepción, con un precioso fondo adornado por casitas de colores.
Isabel es una madre maravillosa, ya lo refleja en esa mirada de amor infinito. En ese primer encuentro, me contó que los últimos meses de gestación de los gemelos fueron algo difíciles, porque para poder llevar a término su embarazo estuvo en silla de ruedas, así los bebés podían crecer sin riesgos de llegar antes a este mundo. De todas formas nacieron prematuros, pesando cerca de dos kilos cada uno, pero con 36 semanas de gestación. ¡Primera medalla (de muchas) para Isabel!
Manu se caracteriza por ser un padre entregado y amoroso. De hecho la mayor parte de la sesión los pequeños estuvieron dormidos, y esto lo hacían sobre sus padres. Así se sentían seguros, y es que ¡nada supera el calorcito y olor de papá y mamá!
Casi un año después, Isabel me llamó para volver a fotografiar a Vicente y Tomás: hacía unos días habían cumplido su primer año y querían tener un registro de lo bellos que estaban. Esta vez, la sesión fue en la comodidad de su hogar, un cálido departamento en el centro de Santiago. La mesita didáctica con la que juegan es de Rincón Didáctico.
Me encontré con dos padres experimentados en atender a sus ya inquietos gemelos. Vicente y Tomás eran un torbellino de energía.
Mientras vestían a uno, el otro salía gateando a toda velocidad. Entre los tres intentamos controlarlos, pero era casi imposible. Digo “casi” porque poco antes de darnos por vencidos notamos que si cantábamos podíamos lograr mantenerlos ¡tranquilos y juntos! Así pudimos tomar estas bellas imágenes en la cama familiar.
Aún mantenían sus cintitas en sus muñecas, pero ya no era para que los padres los reconocieran, sino para quien ayudaba a Isabel con el cuidado de los gemelos.
Una frase que le escuché varias veces a Isabel es “ser mamá de gemelos no es lo mismo que ser madre de dos hijos”, refiriéndose a ciertas situaciones que solo les ocurren a las madres de bebés idénticos. Esto la llevó incluso a crear un grupo de Facebook con la idea de apoyar a otras familias en Chile y Latinoamérica con la experiencia de un embarazo múltiple.
La foto oficial del cumpleaños número 1 de Vicente y Tomás.
Un año después me volví a reunir con los Menchaca Saavedra, esta vez con dos añitos. Nuevamente nos encontramos en su departamento capitalino: los gemelos estaban en su hora del baño y fue el momento perfecto para retratar uno de los escenarios más cotidianos de cada hogar. También me encontré con la divertida novedad de que debieron cambiar la cama a una tamaño king porque Isabel se aburrió de no tener espacio entre sus tres hombres.
En esta ocasión pude diferenciarlos fácilmente porque Tomás había tenido un pequeño accidente que dejó una marquita en su labio.
Vicente, por su parte tiene una mirada y actitud picarona.
Después de vestirse iguales, como es su costumbre, salimos de paseo por el barrio. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con otros gemelos idénticos en el camino, estos ya eran adultos y miraban con nostalgia de su infancia a estos pequeños hermanitos.
Y así llegamos a abril 2016. A estas alturas, Isabel ya instauró que todos los abriles quiere una sesión. Yo feliz de poder capturar momentos irrepetibles de esta hermosa familia. Si hay una cualidad de mi trabajo, es tener la capacidad de retratar en el formato lifestyle, lo que me permite adaptarme a cualquier entorno, y poder fotografiar a niños, niñas, madres, padres y sus familias en un ambiente donde se sienten libres, felices y cómodos.
En esta oportunidad fui a la sesión acompañada de Domingo, mi hijo, quien tiene unos meses menos que Vicente y Tomás. Decidimos ir a pasear al Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, uno de los lugares favoritos de esta familia. La tarde estuvo maravillosa, los niños se adoraron y fueron compañeros de juego durante toda la sesión.
Domingo en un “sandwich de gemelos”
Mucha gente se daba vuelta para mirarlos con detenimiento, es que realmente con el tiempo ¡se parecen cada vez más! y a veces no sabes si estás frente a un espejo o son dos niños.
El día terminó, y también nuestra sesión anual. La vuelta a casa fue feliz y tranquila después de una linda tarde junto a los amigos.
Gracias Isabel y Manuel por la confianza en mi trabajo y sobre todo por hacerme parte de su historia familiar. ¡Hasta el próximo año!